“Cuando escuchamos los disparos le dijimos a la nena que entrara a la casa. Me dijo que estaba asustada, pero no se quejaba. Entonces vi que tenía las zapatillas ensangrentadas. En el auto de una vecina la llevamos al hospital Avellaneda. Así se vive aquí, es como un ‘Fuerte Apache’ a cielo abierto”. Así recuerda Mariela Véliz (39) la violenta secuencia registrada en la noche del sábado que ahora tiene a su nieta de dos años debatiéndose entre la vida y la muerte.
La mujer contó a LA GACETA que la pequeña podría perder su brazo izquierdo como consecuencia de un disparo que recibió cuando jugaba en la vereda de su casa de avenida Martín Berho al 200, en Villa 9 de Julio. La pequeña permanece internada en grave estado en el Hospital del Niño Jesús. Los familiares de la víctima adelantaron que hoy se reunirán con los médicos para definir si le practicarán la cirugía de alto riesgo.
“Eran las 22.30 cuando hubo una pelea en una despensa del frente de mi casa. Un hombre llegó en su auto a comprar una cerveza y aparentemente comenzó a orinar en la calle. El dueño del negocio le reclamó esa actitud, y esta persona comenzó a insultarlo y sacó un arma de fuego. En ese momento llegaron dos personas que comenzaron a discutir con el hombre del auto, que estaba con otros dos tipos. Se empezaron a disparar y uno de los tiros hirió a mi nieta en el bracito”, recordó Véliz.
María Aldana, madre de la nena, explicó que el estado de su hija es muy delicado. “La bala quedó alojada cerca del codo de mi hija y los médicos nos dijeron que comprometería una arteria”, se lamentó.
Aunque la familia negó que el incidente tuviera relación con la venta de droga en la zona, fuentes consultadas señalaron que el negocio donde se produjo el lamentable incidente pertenecería a un allegado al “Clan Toro” (uno de los grupos que domina la venta de estupefacientes en esa populosa barriada).
“Esta zona es todo el tiempo así. No todo tiene que ver con los Toro. Ellos no se meten con los vecinos. Este no fue un problema de drogas”, aclaró Véliz. De todos modos, la mujer conoce la problemática. Su hijo adicto al paco se quitó la vida tiempo atrás. “Hay transas en todas las esquina. Son soldaditos que se creen impunes. Que porque venden un par de ‘papelitos’ y tienen un arma y una moto creen que pueden llevarse a cualquiera por delante”, reflexionó.
Los investigadores del caso trabajan desde el momento del hecho para identificar a las personas que participaron del enfrentamiento. Todos escaparon del lugar tras el incidente.
“Cuando yo era chica la zona no era así. Jugábamos en la calle todo el día. Pero hace cinco años que entró la base (paco) con todo y ahora se agarran a tiros por cualquier cosa”, recordó la madre de la pequeña baleada.